Me han pedido hacer una referencia a los libros más significativos de mi vida y esto me ha llevado a
profundos recuerdos que quisiera compartir con ustedes.
Me gustaría evocar los primeros años de mi infancia. Aprendí a leer y hubo una colección de libros que me acompañaron por esos días. Sucedió que en esos años sufrí algunas enfermedades
importantes, como hepatitis, tos convulsiva y neumonía, que me obligaron a pasar muchas semanas en reposo y los
libros de Louisa May Alcott me acompañaron en aquellos tediosos días de mi infancia. Disfruté con emoción el libro
"Mujercitas", que me conmovió muchísimo, pero que no fue el único. Al poco tiempo cayó en
mis manos, y sólo recuerdo que lo encontré en la casa de mis abuelitos, el libro siguiente:
"Hombrecitos". Mi devoción por aquellos libros llamó la atención de mis familiares, y de
varias de sus repisas, llegaron a mí los
otros dos libros de la autora que relatan las aventuras de la familia March,
"Aquellas mujercitas" y "Los muchachos de Jo". Sin duda
aquellas costumbristas novelas abrieron en mi mente un remanso de imaginación que acompaño esa etapa de mi niñez.
Compañeros también de mi infancia fueron los geniales "Papelucho"
de Marcela Paz: "Papelucho casi huérfano", "Papelucho y
mi hermana Xi", "Papelucho y el Marciano", entre otros. Libros ágiles, divertidos, llenos de curiosidades y de una ternura
e ingenuidad sin límites. Recuerdo haberlos leído muy rápido en las largas vacaciones
de verano.
En la adolescencia otros libros activaron mi mente, y si
bien siempre los de novelas históricas me resultaban muy
atractivos, sin duda el libro más significativo de esos años fue "El Principito" de Antoine de Saint
Exupery. Sin duda, el texto que recuerdo con más cariño, es el encuentro entre el Zorro y el Principito, y su
inspirado diálogo sobre la conservación de la amistad.
Quisiera agradecer la oportunidad de compartir estos
pensamientos, que me han permitido reflexionar sobre qué han significado los libros en mi vida, cómo me han acompañado y qué efectos han
producido en mi propia historia. Éste ha sido un maravilloso ejercicio,
entretenido y que me sirvió para recordar esa extraña magia que tienen algunos libros, de dominar nuestra
imaginación, ocupar cada espacio de
nuestro tiempo libre y hacer un click en el alma que nos obliga, en un punto de
su lectura, a leerlos sin parar.
Carolina Klenner